Creo que hay una errónea
interpretación entre algunos compatriotas, de lo que decimos tanto el dr. Julio
Gonzalez, como yo y varios investigadores más, quienes con todo lo que hemos testimoniado
en defensa de la Argentina, y que además pertenecemos a familias con sangre
expuesta por la patria desde el virreinato hasta Malvinas, y por eso, no
podemos ser puestos en tela de juicio respecto a nuestro patriotismo.
Nunca dije que debemos golpear el
Palacio de la Zarzuela como aquellos políticos que golpeaban cuarteles, por no
saber encontrar soluciones, sino tener clara cuál es nuestra civilización, con
lengua y religión compartida en todo el continente, que son los elementos que conforman
nuestra tradición. Defiendo una civilización, no una pieza de arqueología.
Por eso, sin entender el error
estratégico político de la independencia en el momento histórico en que se
produce, que nos hizo perder nuestro poder económico, civilizatorio
(fundamental para la supervivencia de una nación) y político, que tenía un
alcance global, será difícil entender nuestra actualidad. Pero sobre esa base
de comprensión, podemos buscar alianzas duraderas y permanentes entre nuestros
estados que nos lleven a tener políticas comunes en defensa, relaciones
exteriores, educación e identidad compartida. Buscando complementar nuestras
economías para que, con monedas en común como tuvimos con el Real de a ocho,
entre todos los estados hispánicos, poder ser una confederación poderosa que
pueda enfrentar los desafíos del siglo XXI en el cual, los pesos pesados de la
política mundial, van a arrasar con pueblos desguarnecidos y débiles. Se nos
viene la noche encima y una posible guerra en el mundo que nos encuentra muy
débiles. Y el tigre hay que cabalgarlo hasta la Parusía. ¿Se me entiende?
Sobre lo que hagan o digan algunos carlistas,
no me hago cargo, algunos son más ponderados que otros y de ninguno dudo de su
amor a nuestra tierra.
Si fueron o no masones, buenas o
malas personas, los actores de la independencia y miembros de la corona
española, a esta altura no es relevante, ya rindieron sus cuentas al Creador.
La cuestión es tener clara nuestra actual debilidad geopolítica heredada de los
acontecimientos del siglo XIX, donde de ser parte del mayor imperio de la
Tierra, que había que restaurar y darle un cauce concreto, pasamos a ser parte
indivisible de la corona inglesa desde los acuerdos de 1825, con escasos
momentos de soberanía, que además eran cortos y muy frágiles ante el embate
extranjero, el que gozaba de cómplices internos en toda América.
Como esa unidad política no se
supo restaurar e Inglaterra nos supo balcanizar, de esos actos, heredamos los
resultados actuales con dos siglos de pobreza y sometimiento que antes no
sufríamos. Luego España entró en una decadencia política en la que permanece y
perdió en buena parte su estelaridad, nadie lo niega, la actual no es la España
de los Reyes Católicos. El ataque es en toda la regla a nuestra civilización,
allá y acá. Nos destruyen nuestra identidad y cualquier colectividad ajena a
nuestra fundación, pretende decirnos lo que debemos ser. Y eso no debe ser así, pues nuestra historia
incluye la bandera azul celeste y blanca y también las aspas de Borgoña que
porta el Regimiento N° 1 de infantería Patricios y se inicia con la bandera de
Castilla y León en 1492. Pero en el siglo XIX no existía el yugo español, eso
hay que entenderlo, existían reinos americanos y peninsulares, que es otra
cosa.
Ahora, comprendiendo lo que nos
pasó y sin lamentarnos, ni enfrentarnos entre nosotros; por el contrario
ayudándonos a entendernos con buen ánimo y sin acritud de espíritu, debemos pararnos sobre nuestra tradición, para
buscar, entre los más de veinte estados hispánicos, incluyendo a la misma
España, conformar una confederación poderosa con poder concreto en todos los
continentes, que evite conflictos entre nosotros y nos permita sobrevivir este
siglo para, finalmente poder encontrarnos en el juicio divino a las naciones,
con la conciencia del deber cumplido.
Gracias por su tiempo.
Patricio Lons
Patricio Lons