Por Ángelo Guíñez Jarpa, escritor e investigador católico.
Ante la avanzada del modernismo, hoy vestido de progresismo, que relativiza la vida del católico, hemos perdido la noción más básica del pecado y terminamos desatendiendo la pureza de nuestras almas.
Conforme a las “creencias” de nuevas sectas, que desprecian la confesión en la autoridad del sacerdote, vemos como muchos católicos han abandonado este sacramento, incluso por años, siguiendo la idea “novedosa” que el sacerdote es igual a los seglares. Importante es dejar claro que el pecado mortal se comete si se rompe un mandamiento en materia grave, teniendo total conocimiento y consentimiento al realizarlo. Para combatir estos errores, que condenan a las almas, revisemos lo estipulado por el Catecismo del Papa San Pío X sobre este sacramento de “muertos”.
673.- ¿Qué es el sacramento de la Penitencia? La Penitencia, que se llama también Confesión, es el sacramento instituido por Jesucristo para perdonar los pecados cometidos después del Bautismo.
674.- ¿Por qué se da el nombre de Penitencia a este sacramento? Se da el nombre de Penitencia a este sacramento porque para alcanzar el perdón de los pecados es necesario detestarlos con arrepentimiento, y porque quien ha cometido la culpa debe sujetarse a la pena que le impone el sacerdote.
695.- ¿Cuántas cosas son necesarias para hacer una buena confesión? 1ª. Examen de conciencia. 2ª. Dolor de haber ofendido a Dios. 3ª. Propósito de no pecar en adelante. 4ª. Acusación de los propios pecados. 5ª. Satisfacción o penitencia.
El examen de consciencia. ¿Seguro que no requiere una buena Confesión?
Así como usted no demora en correr a un dentista, por un fuerte dolor de muelas, atienda a su alma que tiene mucho más valor, y arriesga la condenación infinita al morir con sólo un pecado mortal sin confesar. Y, por sentido común, no caiga en la trampa de que Dios perdona todo pues habría que reescribir el Evangelio. Busque un sacerdote, sin juzgarlo, pues es un representante de Jesús, quien realmente le perdona los pecados.
Hablemos con nuestros sacerdotes, para que vuelvan a ocupar los confesionarios cerrados. Así se pueden evitar las vergüenzas humanas del penitente que arrastra calamidades. Ideal sería que estas confesiones se hagan una hora antes de la Santa Misa para que los fieles puedan comulgar en Gracia. Revise estas preguntas y tome nota, así no hace perder tiempo al sacerdote y va directo al grano.
1°Amarás a Dios sobre todas las cosas. ¿Es Dios el centro de mi corazón o soy yo mismo? ¿Rezo todos los días? ¿Menosprecio a los demás? ¿En las dificultades, acudo a Dios con fe y perseverancia? ¿Le pido ayuda a Dios en la tentación? ¿Rezo y me sacrifico por los demás? ¿Doy testimonio y ejemplo de Jesucristo y de mi vida cristiana? ¿Me avergüenzo de que se sepa que soy cristiano?
2° No tomarás el nombre de Dios en vano. ¿Alguna vez mentí después de “jurar por Dios” que estaba diciendo la verdad? ¿He hecho, bajo juramento, una promesa con intención de no cumplirla? ¿He hablado mal de Dios? ¿He mostrado falta de respeto por las personas, lugares o cosas santas?
3° Santificarás las fiestas. ¿Cumplo los 5 Mandamientos de la Iglesia? 1. Oír Misa entera todos los domingos y fiestas de guardar. 2. Confesar los pecados mortales al menos una vez al año, y en peligro de muerte, y si se ha de comulgar. 3. Comulgar al menos por Pascua de Resurrección. 4. Ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo manda la Santa Madre Iglesia. 5. Ayudar a la Iglesia en sus necesidades. ¿He recibido la Sagrada Comunión sin haber confesado antes algún pecado mortal o grave contra la Ley de Dios? ¿Me he esforzado en corregir mis pecados anteriores y en tratar de no volverlos a cometer? El domingo ¿Procuro evitar actividades que me impidan el culto a Dios, perturben la alegría propia del día del Señor o el descanso necesario del alma y del cuerpo en familia?
4. Honrarás a tu padre y a tu madre. ¿Desobedezco a mis padres? ¿Les agradezco lo que hacen por mí? ¿Les falto el respeto? ¿Les insulto? ¿Tengo vergüenza de ellos? ¿Les miento? ¿Les robo?
5. No matarás. ¿He realizado o cooperado en algún homicidio directo y voluntario? ¿Me sometí a un aborto directo o se lo aconsejé a alguien? ¿Utilicé anticonceptivos abortivos o alenté a alguien para que los utilizara? ¿He intentado suicidarme o alenté a alguien a hacerlo? ¿He consumido drogas? ¿He consumido alcohol en exceso? ¿Me niego a perdonar? ¿Maldije a alguien? ¿Tomo todas las precauciones para no poner en peligro mi vida ni la de los demás? ¿Me dejo llevar por la gula, comiendo más de lo necesario? ¿Soy caprichoso?
6. No cometerás actos impuros. ¿Fuera del matrimonio, he mantenido relaciones sexuales con alguien? ¿Procuro amar a mi cónyuge? ¿Pongo mi matrimonio en primer lugar? ¿Me he masturbado? ¿Alguna vez miré pornografía?
7. No robarás. ¿He robado algo a mis padres, amigos, desconocidos, en algún negocio? ¿Pago el salario justo y los impuestos? ¿He respetado y cuidado los bienes públicos? ¿Soy generoso? ¿Soy avaricioso o egoísta?
8. No darás falso testimonio ni mentirás. ¿Soy culpable de divulgar mentiras sobre otras personas? ¿Ando con chismes sobre otras personas? ¿Doy a conocer información que debería ser confidencial?
9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros. ¿He consentido pensamientos y deseos impuros referentes a personas casadas o consagradas? ¿He sido causa de ruptura de alguna familia? Con mis conversaciones, actitudes, modo de vestir, ¿Soy causa de pecado o escándalo para los demás? ¿He cuidado mi decencia en el vestir?
10. No codiciarás los bienes ajenos. ¿Deseo que se prive a otras personas de sus bienes o talentos? ¿Desarrollo pecados de envidia? ¿Tengo celos de otras personas?
Bueno, ya tiene su examen de consciencia. Ahora busque un sacerdote para que pueda volver a comulgar. Recuerde guardar un ayuno mínimo de tres horas, si tiene fuerza de voluntad, o una horita como piden hoy. Antes de confesarse, puede haga estas oraciones para tomar valor y adelante:
Yo pecador. Yo, pecador, me confieso a Dios todopoderoso, a la bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado San Miguel Arcángel, al bienaventurado San Juan Bautista, a los santos Apóstoles San Pedro y San Pablo, a todos los santos y a vos, Padre, que pequé gravemente con el pensamiento, palabra y obra. Por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa. Por tanto, ruego a la bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado San Miguel Arcángel, al bienaventurado San Juan Bautista, a los santos Apóstoles San Pedro y San Pablo, a todos los santos y a vos, Padre, que roguéis por mí a Dios nuestro Señor.
Acto de contrición. ¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.